Sopa de pollo y quinoa
La sopa de pollo es una que nos acompaña desde que estamos pequeños durante toda la vida. Para la gripe, para el estómago, para el ratón, para la cena, para el almuerzo del domingo, para cuando hay que resolver con algo rápido, para cuando no hay mucho en la nevera. Alimenta, llena, es divina y nos lleva, al menos emocionalmente, a casa. Pero, ¿qué lleva realmente una sopita de pollo? En el caso de mi casa, creo que siempre se resolvía con lo que había: pasta, papa, zanahoria, maíz; lo más importante era el pollo, claro.
Inspirada en la sopa de pollo, arroz jazmín y batata de Healthyish, preparé mi versión con lo que tenía en casa y resultó en una de las sopas más reconfortantes que he probado. Pollo, quinoa, zanahoria y espinaca se transformaron en una sopa deliciosa y en una comida fácil, completa y práctica. Además, funcionó como un ejercicio para mí de entender que la sopa de pollo es como un lienzo en blanco. ¿Qué inventarían ustedes?
Sopa de pollo y quinoa
Receta adaptada de Bon Appetit
Para 2-4 personas
Ingredientes:
2 muslos de pollo sin piel
1 cebollín
1 trozo de jengibre rebanado delgadito
1 ramita pequeña de malojillo
2 dientes de ajo rebanados delgaditos
1 puño de cilantro fresco
¼ taza de quinoa cruda lavada
2 tazas de espinaca fresca lavada
Sal y pimienta
1 zanahoria rebanada
Preparación:
En una olla coloca los muslos de pollo, el cebollín, jengibre, ajo y cilantro y cubre con agua. Lleva a un hervor y una vez comience a hervir baja el fuego a medio y cocina por 30 minutos o hasta que el pollo esté cocinado. Retira el pollo y deja enfriar ligeramente. Con cuidado de no quemarte, desmenuza los muslos en trozos grandes hasta retirar toda la carne. Regresa la carne a la olla.
Continúa cocinando y agrega la quinoa y la espinaca. Sazona con sal y pimienta y deja cocinar por 10-15 minutos, hasta que la quinoa esté suave.
Mientras tanto calienta un sartén con un poquito de aceite de oliva y cocina las rebanadas de zanahoria hasta que ésta esté suave y ligeramente dorada, dando vueltas constantemente para evitar que se quemen. También puedes hornearlas o cocinarlas directamente en la sopa. Yo las quería con un toque crujiente por lo que las hice fuera de la sopa.
Sirve la sopa dejando por fuera el malojillo y cebollín o picándolo e integrándolo.